Para pasar fin de año con los amigos, creímos que lo mejor era ir a una isla del sur, elegimos Koh Lanta, porque habíamos oído que era muy bonita y luego queríamos ir a la zona de Krabi, era perfecto.
Volamos de Chiang Mai a Hat Yai, una furgoneta que habíamos reservado nos llevó hasta nuestros bungalows en Koh Lanta, el viaje en furgo de unas 5 horas fue tremendo. Resulta que aunque la carretera sea de dos carriles y en principio esté bien conservada y pintada y tal, aquí hay un tercer carril central invisible que solo los tailandeses ven. Nuestro conductor iba a mil por hora, adelantando a todo el mundo aunque viniesen coches de frente, además, había momentos en los que cruzabas a la vez a un coche, un tuc tuc, una moto… Locura, pero llegamos sanos y salvos, que es lo importante. Y nadie le pitaba, o sea que todos los coches se retiraban como si fuese lo más normal del mundo, y es que aquí debía serlo.
Los bungalows de bambú y tal eran monos, pero en general el sitio no nos gustó mucho, no cuidaban nada los detalles, la verdad. Eran los bungalow del Lanta Marina, el restaurante da a la playita y la zona se paga, nos costó más del doble que ningún otro alojamiento, quizás por eso, esperábamos algo más, la verdad, pero bueno.
A Koh Lanta llegaban el mismo día unos amigos míos de Ciudad Real que se unían al viaje, Mar y David, ellos volaban a Krabi, como nuestros bungalows estaban llenos, yo les había reservado unos bungalows al lado en el Happy Hill, luego ellos vieron que la segunda noche ya había sitio en el nuestro y reservaron una noche con nosotros. Bueno, eso creíamos, porque aquí empezó una aventura total. Alberto nos explicó que Koh Lanta está compuesta por más islas, y que hay ferrys entre ellas, todas se llaman Koh Lanta, parece, pero con algún sobrenombre más. Y poco después por curiosidad miró donde estaban los bungalows de Mar y David y me dijo, te has equivocado, están como a 15 km, en otra isla. Yo pensé que me había equivocado en booking, porque me había parecido que estaba al lado. Mar y David llegaron, y me escribieron que sus bungalows estaban super lejos de los nuestros. Así que cogieron un tuc tuc de la muerte como 20km, que se caía a trozos, lo pasaron mal, porque el tuc tuc es para recorridos más cortos y el suyo además estaba fatal. Y cuando llegaron y dijeron que los fueramos a buscar a la puerta, no nos encontrábamos, nos costó darnos cuenta de que estaban en otro hotel, que se llamaba Lanta Marine y no Marina, en fin. Un disgusto porque parecía que se iban a tomar las uvas solos, después de haber dejado a la familia y todo, seguían estando super lejos. Así que decidieron volverse para el hotel y mañana sería otro día. Nosotros les habíamos pedido la ubicación porque google maps va muy mal en Tailandia en general, así que cuando llegaron al hotel la mandaron, y estaban a 800 metros, así que Alberto y yo fuimos en tuc tuc corriendo a buscarlos para que llegasen a tomar las no uvas con nosotros, así que otro final feliz, jeje (ahora entiendo lo del happy ending tailandés y no tiene que ver con los masajes, jeje).
Cenamos no como habíamos imaginado, con todo el follón, en el hotel, pero nos pusieron una mesa guay en la arena de la playa, primera línea y empezó mucha gente a tirar farolillos, nosotros no podíamos ser menos.
No tuvimos fiestón, más bien chill out total.
Al día siguiente, cogimos un barquito, un long tail boat y nos llevó a ver unas islas, hicimos un poco de snorkel, en la primera parada, picaba todo y el agua estaba un poco turbia, pero en la segunda, genial. El mejor momento fue cuando Alberto se puso a hablar con los dos chicos que llevaban el bote, que no hablaban inglés y entendió que nos estaban ofreciendo cangrejos a 200 Bath, Alberto nos preguntó y todos dijimos que sí, menos Eli, eso extrañó a los chicos, pero bueno. Acto seguido, nos dieron unos chalecos salvavidas y Bea, que estaba asustada se fijó que hasta él se lo ponía, cuando en todo el día no lo habíamos usado, así que creímos que nos llevaban a pescar los cangrejos, jejeje. Al final llegamos a un sitio super chulo, a una isla preciosa a la que se accedía por el agua, por una cueva y dentro tenía una playa de película, maravillosa. Se llama morakot, pero se conoce por la isla esmeralda, así que imaginad el agua de aquella playa.
Ese día además acabó con la cenita de año nuevo, que sí que fue en un hotelito precioso también oyendo las olas del mar, cenamos un pescadito y super a gusto.
Al día siguiente nos íbamos para Krabi, dos días más de playita, una maravilla.
2 respuestas a «Koh Lanta»
¡Feliz año nuevo para todo@s!..parece que te vas a poner morena y todo con tanta playa!
Estoy morenita y más rubita, tanta calle… moreno más paleta que playero, pero bueno.