Hola, empezamos con un vídeo:
http://youtu.be/l_TuOvRNP2I
Después del retiro ayurvédico, queríamos conocer un poco más Kerala. Así que miramos y lo más famoso eran los backwaters en Allepey, donde se coge un bote casa y se pasa un par de días navegando. Miramos por internet y mandamos unos e-mails. Cogimos al final un bote por 24 horas con todo incluido por 5800 rupias (aprox. 70 euros). Llegamos a Allepey súper temprano, como a las 7, pero nuestro barco no saldría hasta las 11.30, igualmente nos vinieron a buscar e incluso nos dejaron una habitación para descansar un poco.
A las 11.30 empezó el crucero. Era como un pantano enorme con muchísimos canales, y unas pequeñas franjas de pocos metros de ancho donde había casas, de la gente que trabaja en el arroz principalmente, porque al lado de los canales, eran todo campos de arroz (ahora que el arroz no había crecido todavía, parecía más agua, y es que había agua por todos los sitios). También había quien vivía de la pesca y quien vivía de la recolección de unas conchas (rollo cáscara de mejillón) que luego limpiaban y vendían para la fabricación del cemento (o eso entendí yo).
El barquito estaba genial, no se podía pedir más, cuidado, limpito y con una pequeña terraza arriba, que no todos tenían.
Como este:
Pero era este, es que al nuestro no fui capaz de hacerle mejor la foto, jeje.
Pasamos la mayor parte del tiempo arriba disfrutando del paisaje en la intimidad, aunque el capitán era majísimo.
Nos dieron de comer pescadito y pollo, que llevábamos como 20 días sin probar a ningún bichito, y un poco lo echábamos de menos, jeje. Fue un día de relax, súper recomendable, por el paisaje y porque yo no me canso de navegar…
Pero echaba de menos no poder meternos por los mini canales súper bonitos que veíamos, nos habían dicho que pararíamos en el pueblo, pero ni pueblo ni nada, eran dos casas en la franja, pero allí había una canoa esperándonos, una maravilla. Para mí incluso mejor que el viaje, nos encantó, además pasando a un metro de la gente en sus casas, fregando en el río, duchándose…
Amarramos el barco en mitad de los nenúfares, pero es que todo el trayecto estaba lleno.
Y encima, cuando volvimos al barco grande, para dormir, vimos la puesta de sol más bonita que he visto en mi vida, el sol era naranja total y se podía mirar directamente, como el día de la luna de sangre, una cosa espectacular.
A ver si mañana saco otro ratito y os cuento Kochin, que estuvo genial, genial.