Desde Macao, cogimos un ferry que nos llevó a Hong Kong, la verdad es que no tiene nada que ver un sitio con el otro. Hong Kong es mucho más grande, con metro brutal…
Sol, afortunadamente, había reservado un apartamento con tiempo en Hong Kong porque también es carísimo el alojamiento como en Macao. Así que teníamos un apartamentito en la contsúper bien situado con tres habitaciones. En las fotos se veía más grande, pero para nosotros era un palacio, con techo, paredes… jejeje. Esas cosas que como dice Sol hasta que se pierden no se valoran, jejeje.
Lo primero que hicimos fue pasear hacia la «bahía» para ver el famoso skyline. Yo había leído que había un mini crucero por 20 céntimos y que había que hacerlo. Al final lo encontramos. Es un ferry que te cruza a la isla de Hong Kong que está delante, unos 10 minutos, pero como era fin de semana valía como 35 céntimos, caríiisimo, jejejeje.
Luego a la vuelta, a nuestra isla, desde allí se veía el «Simphony of lights» que es un espectáculo de música y luces con los rascacielos. Lo vimos desde el sitio ideal, y yo incluso encontre un poyete para sentarme a ver el espectáculo, con los pies casi colgando al agua, primera fila total.
Después fuimos a comer un pato pekín, para que lo probasen los padres de Alberto, estaba bueno, pero no tanto como el de Pekín, sobre todo por las tortitas, más que por el pato en sí.
Y después de cenar, fuimos al famoso mercado nocturno de Temple street, como en el mapa lo marcaba un poco más arriba de nuestro apartamento, fuimos allí, pero solo vimos una calle, no cuadraba mucho con las fotos que habíamos visto, pero bueno. Y ya sobre las 11 y pico volvimos para casa agotados, pero la gracia fue que no había manera de entrar en el apartamento, Jaime incluso rompió una llave. Nos veíamos vagabundeando en la calle, pero por suerte Jaime llamó, y con todas las limitaciones que tiene no saber decir en chino «llave» o «portal», y consiguió que el hombre viniese y nos abriese, resulta que la chica por la mañana nos había dado las llaves equivocadas, así que normal que no pudiésemos abrir, jejeje. Un poco de aventura, porque había sido un día demasiado tranquilo, nos tocó esperar en el portal, casi nos hacemos amigos de los borrachos del barrio, en fin.
Al día siguiente, cogimos el metro y fuimos directamente a la isla de Hong Kong, donde los rascacielos son más impresionantes, de hecho salimos directos a la puerta del edificio de HSBC de Norman Foster, que leí en la guía que fue el edificio más caro que se había construído nunca. La verdad que es rarísimo, pero no es el más impresionante, para mí, el que más llama la atención, es el del IFC porque es el doble de alto que el resto, un pasada. Y Sol había leído en foros que se podía subir a la planta 55 con la excusa de que hay un museo de la moneda, así que eso hicimos. Las vistas eran espectaculares, y encima el museo más que interesante, con todos los pasos para hacer los billetes, todas las medidas de seguridad…
Lo que se ve en mitad de la niebla detrás es el pico Victoria, que es una montaña desde la que se ve todo Hong Kong, y ese era nuestro siguiente destino, parecía que no íbamos a poder ver mucho.
Y otra cosa curiosa es que tenían una pequeña tienda de souvenirs en el museo en el que vendían tacos con picadillo de billetes, y cosas hechas con ese picadillo.
Después fuimos a coger el Peak Tram que sube al pico Victoria, afortunadamente se había aclarado un poco el día y pudimos ver bastante. Arriba había como una torre con mirador y muuuucho viento.
Y había un restaurante Bubba Gump, de Forrest Gump, así que tomamos unas gambas, jejeje.
Después fuimos al parque de Hong Kong que es muy bonito y está en medio de todos los rascacielos, dentro hay un aviario chuli y un museo del té, pero cuando llegamos ya estaba cerrado, joooooooooo. Y el lago del parque lo estaban llenando, con lo chuli que debe ser, en fin, pero el parque estuvo guay.
Y por la noche un ratito más de mercadillo!!!!
El tercer día, Pablo, un amigo de Asturias venía para Hong Kong a pasar el día con nosotros, genial. Él empieza también ahora un súper viaje y consiguió cuadrar una escala antes de ir para Bangkok. Él ya había estado en Hong Kong, pero le faltaba por ver lo mismo que a nosotros el gran buda. Fuimos para la isla de Lantan en metro y cogimos un funicular larguísimo desde el que se veía una naturaleza brutal, súper verde, un contraste enorme con todo lo que habíamos visto de Hong Kong hasta el momento, y arriba nos esperaba el buda, que impresiona un montón porque es enorme.
Esta foto me la tenía que hacer, con los gatos chinos que tanto me gustan!!!
Y al bajar, caminamos hacia un pueblo pesquero que se veía desde el funicular, no fue gran cosa (Pablo, si lo lees te alegrarás, jejeje), pero de camino, vimos el fenómeno ese de la luna roja, raro raro.
Y por la noche… más mercadillo!!!!
Parece que estábamos todo el día en el mercadillo, pero al final en total no estaríamos ni dos horas, jejeje. Pero Jaime casi se hace feriante.
El último día, teníamos un ratito por la mañana, así que bajamos a la avenida de las estrellas, porque Pablo nos había comentado que había estrellas como en las Vegas, pero eso no lo habíamos visto, en fin. Eran todos actores chinos, así que solo conocíamos a Bruce Lee y a Jackie Chan. Os dejo la foto con la estrella de uno y la estatua del otro.
Después fuimos a por las cosas y al metro, para volver a entrar a China (llegar a la frontera en metro tiene su aquel, jeje) y cogimos un tren nocturno para Guilin, ya que Yangshuo era nuestro siguiente destino. En el tren liándola más que los chinos y yo aprovechando para escribir el post de Macao, jejeje.