Desde Banaue, nos fuimos a Vigan a pasar un par de días, paliza de autobús total otra vez, para la ida, y para la vuelta a Manila, que nos costó 11 horas, en fin. Filipinas ha sido muuuucho autobús, no quiero ver un autobús nunca más, bueno, al menos dadme una semanita, joooo.
Llegamos a Vigan y nos alojamos en el Grandpa’s Inn, que estaba guay porque era una casa colonial en el centro. Toda la ciudad es una maravilla, esto sí que era la Habana total, casas coloniales, calles con las calesas…
Lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo y coger una calesa, para dar un paseo por la ciudad, que es preciosa.
La calesa nos llevó a la Bell Tower, que es la torre de la campana, de una iglesia que hay en un pueblo al lado de Vigan, allí un hombre nos acompañó y nos explicó toooda la historia del campanario, campana por campana y de la iglesia, como había sido bombardeada… También nos enseñó una capilla al aire libre súuuuper mona y la iglesia por dentro, que estaba completamente en obras, pero lo más gracioso es que la virgen se dio la vuelta, y nos dijo que como había ahora varios visitantes, la virgen era tímida y se giraba, jejeje.
También nos llevó a una fábrica de cerámica y al hidden garden, además de seguir dando vueltas por la ciudad.
Luego fuimos a comer una de las cosas más típicas de Vigan, que es su empanada, es una empanada con lechuga, carne adobada y un huevo entero, tal cual, y están buenísimas.
En general, estábamos emocionados con Vigán, porque fue la vuelta a una ciudad «normal», con aceras, farolas, edificios reconocibles, plazas, terracitas… la vuelta a la civilización, o por lo menos al urbanismo, jejeje.
La catedral de Vigan es genial, porque tiene los toques filipinos, como por ejemplo la cruz de arriba en luces de neón.
El día siguiente lo pasamos disfrutando de la ciudad, de las callecitas, del mercado, las cafeterías… y por la noche fuimos a ver la famosa fuente de colores, yo me imaginaba que sería algo rollo la fuente de Montjuic de Barcelona, que a mí personalmente me encanta, y que es una de las pocas cosas gratis que se pueden hacer en Barcelona (ahora que hasta para ir al Parque Güell hay que pagar, en fin). Pero esta fuente es todavía mejor, jajaja, porque aquí es música discotequera total, fue un impacto, en Barcelona somos más culturetas, demasiado gafa pasta, aquí era para bailar, Gangnan style incluido, yo me moría de la risa, Alberto pondrá un vídeo en su blog, más cutre imposible, jejejeje.
Imagen del momento Gangnan style, jajajaja.
Nos fuimos de Filipinas al final con mucha pena, porque son divertidos y simpáticos, porque hablan inglés todos y eso facilita mucho las cosas y las relaciones, porque te enseñan sus cosas con un orgullo brutal y súper contentos de que vayas a verlas. Volveremos!!!!
Próxima parada Vietnam, empezamos por Ho Chi Minh (Saigón).