En Guangzhou, donde ahora vive Jaime, el hermano de Alberto, quedamos también con sus papis. Ellos llegaron a Guangzhou un par de horas más tarde que nosotros, así que desde la estación de tren, los fuimos a buscar. Pero como estuvimos solo un día en Guangzhou y luego volveremos. Lo de Guangzhou os lo cuento en otro post más adelante.
De Guangzhou nos fuimos para Macao y desde allí a Hong Kong. Es rarísimo, porque los dos sitios se supone que son de China, pero sin embargo hay frontera, y tuvimos que sacar la visa con doble entrada para poder salir y volver a China.
Yo debo reconocer que Macao no me sonaba de nada, pero Alberto me decía que había ganado a las Vegas en el tema de casinos y tal. Yo solo conocía gente que había estado en Hong Kong y a todo el mundo le había gustado mucho, pero ¿en Macao?…
Money, la chica china que conocimos en los pandas, nos dijo que Hong Kong no tenía nada de especial, que lo chulo era Macao. Después de haber seguido sus recomendaciones en Chengdu y haber ido a las zonas reconstruidas, me esperaba que Macao sería un poco así.
Sin embargo, después de haber estado en Macao, creo que lo que hacía que para ella fuese muuucho mejor Macao, es porque es muy diferente, se nota mucho la influencia portuguesa, en el casco histórico, pero también la influencia china, porque había milloooones de personas.
La llegada a Macao fue un poco agotadora, porque en la frontera perdimos un poco de tiempo. No teníamos hotel, porque los precios en internet salían por unos 150 euros, pero sin embargo encontramos webs con cosas algo más baratas pero no dejaban reservar. En fin, yo había leído en la Lonely que en la calle Felicidad (que nombre tan bonito) había varias posibilidades de alojamiento algo más económico. Así que en dos taxis nos fuimos directos para allí y primero fuimos al que la Lonely ponía como el más barato y el que mejor relación calidad-precio tenía, el San Va Hospedaria. Pues llegamos, con la fortuna de que tenían habitación, por unos 45 euros, pero qué habitación!!!!
Ahora lo hemos bautizado como el pajar, porque ni siquiera tenía techo. Las habitaciones eran espacios divididos con plafones de madera, muy decadente. Si había un agujero en la pared, pues un poco de cinta aislante… chapucero total.
Sol y Alberto (el padre de Alberto también se llama Alberto) no sabían donde meterse, pobres. Alberto y yo encima pensábamos que era el hotel más caro en el que hemos estado en el viaje y a la vez el más cutre. Os dejo unas fotillos.
Luego después del shock fuimos a comer, muchas emociones, Sol no sabía si reír o llorar, jeje. Fuimos a comer unas tapas chinas, en la foto, Sol y Alberto todavía se ayudaban de los tenedores, ahora son ya profesionales del palillo.
Estuvimos en la plaza del Senado, que Sol había visto en internet fotos y decía que era muy chula, con el suelo como de mosaico… el tema es que con tantos chinos, cambiaba mucho la foto, pero estaba bien. Y la placita de la catedral.
Y luego fuimos a ver las ruinas de Sant Paul, la calle que llegaba hasta allí era la típica calle comercial mona, pero había taaanta gente, si miráis la foto, veréis que solo hay espacio delante de nosotros, porque nosotros no paseamos comiéndonos. Estaban haciendo un festival del medioambiente, pero lo que más llamaba la atención, es que había unos policías como de 14 años.
Y luego Alberto y yo nos acercamos para la zona de San Lázaro y a descansar un ratito al pajar, jejejeje.
Y cuando salimos por la noche dispuestos a ir a ver los casinos, simplemente alucinamos, además que el primero, el Grand Lisboa, es que estaba al ladito y de día si habíamos pasado con el taxi y tal yo ni me había enterado, por la noche sin embargo es imposible que te pase desapercibido, qué luces!!!
Es el casino más ochentero y tal, no tiene nada de especial, bueno, sí, que el edificio es como una flor de loto enorme, que es el más grande (4 plantas…), en fin, nada del otro mundo, jajajaja. Yo me hice la foto obligatoria, medio de estrangis, pero me vieron y no me dijeron nada.
Luego le habían dicho a Jaime que fuésemos también a ver el MGM, y este era de lujo total, dorados, brillantes.
Pero el alucine total fue cuando entramos a una sala dedicada al fondo marino, con un acuario brutal que tenía peces mariposa, peces murciélago, mil tipos más e incluso un par de rayas y alguna morena. Todo rodeado como de columnas de coral y luego toda la sala con sirenas, algas, medusas…
Y del MGM nos fuimos al más famoso, que es el Venecia, que tiene una réplica con los canales… El casino brutal, pero ya no dejaba de ser uno más, pero los canales, las góndolas… Nosotros fuimos tarde y las góndolas estaban aparcadas, pero también gracias a eso, no había nadie y nos encantó, no se puede describir, está hecho chulísimo y conforme íbamos paseando, iba anocheciendo o haciéndose más de día, una pasada, con todos los detalles, hasta había una pequeña plaza San Marcos con su torre del reloj.
Luego jugaron algún euro a alguna máquina y ganaron… 34 céntimos, jajaja.
Así que nos fuimos directos del lujo obsceno de los casinos, de la maravilla del Venecia, a nuestro pajar a dormir, y a Sol por la noche la atacaron los bichitos y le picaba todo.
Preparados para irnos para Hong Kong al día siguiente, un solo día en Macao, pero con muchas emociones.