52 semanas con Ana

Varanasi fue nuestra última parada en India, habíamos oído maravillas y sabíamos que era un lugar mágico, un sitio especial. Nos quedamos en la Kedar guesthouse, en el último gath (lo de las escaleras que baja al río) y la verdad es que no se puede ser más majos y ayudar más en todo. Yo tuve un pequeño problema con la laundry y perdí los nervios, pero ellos súper tranquilos, mucho que aprender de ellos, la verdad.

Varanasi es mágico.

En Varanasi lo más importante es el río, el Ganges. Es el río sagrado de los hindúes, y por lo tanto es un sitio de peregrinación y muchas personas vienen solamente a bañarse en el Ganges, se sumergen en 5 sitios concretos, pero la gente que vive en Varanasi, va cada día al Ganges a asearse, es el lavabo más grande del mundo. Ves a todo el mundo con el champú, el cepillo de dientes… y es que nos hemos dado cuenta de que los indios son limpísimos, y yo creo que es porque les encanta el agua y le dan mucha importancia a la higiene personal, van siempre repeinados y afeitaditos. Con el calor que hace y lo que hemos sudado en esta época en India, nos llamaba la atención que la gente no olía a sudor, con ese calor en Barcelona, no se podría entrar al metro de los olores, jeje. Sin embargo si que es verdad que tienen un problema de limpieza y de gestión de residuos en la calle muy importante. Hay mucha basura por todos los sitios, y gracias a la labor brutal que hacen las vacas y otros animales, no huele mucho tampoco, porque se comen todo lo orgánico.

La hora del baño, que divertido hacerlo en sociedad.

También en el Ganges la gente lava la ropa, lavan la ropa muchas veces dándole golpes contra las piedras o las escaleras, y luego tienden extendiéndola en las escaleras, lo que nos llamó la atención fue una persona que estaba lavando su ropa al lado de una vaca flotando muerta (es la única que vimos, y es que a las vacas también las arrojan al Ganges pero no las incineran antes, tampoco queman a los niños o mujeres embarazadas, lo que se supone que se les pone una piedra para que se vayan al fondo).

El Ganges también es el lugar para despedirse de los muertos, muchos hindúes ahorran toda la vida para poder venir al Ganges cuando mueran. Hay dos gaths que son crematorios, y allí se queman muertos 24 horas al día (y es que Varanasi es como Nueva York, la ciudad que nunca duerme) y también hay crematorios eléctricos, para la gente sin recursos que no se puede permitir comprar toda la madera. Mucha gente mayor viene a Varanasi a morir, se supone que entonces podrán acabar con el ciclo de las reencarnaciones, porque aunque a nosotros nos suena bien lo de las reencarnaciones, porque significa que hay otras vidas después, parece ser, que ellos quieren algo más parecido al descanso eterno.
Para quemar un cuerpo dicen que hacen falta como 350 kilos de madera, porque debera ser una gran hoguera que arda durante unas 4 horas. La madera favorita y la más cara es la de sándalo, porque al quemarse, desprende buen olor, y vale hasta 100 rupias el kilo (así que te sale la madera por unos 400 euros, que aquí es dinero), pero parece ser que hay otras maderas mucho más baratas. Una cosa curiosa que leí en el blog de una chica que había cogido un guía, es que dicen que la persona más rica de Varanasi es de la casta más baja, de los intocables, y es quien se dedica a vender toda esta madera.

Mucha gente también dejaba ofrendas en el río, que eran como platitos con flores y una vela, nosotros (aunque no sabemos si es para eso) pusimos una velita cada uno para los familiares que no están y una muy especial para Diego, para que allí donde estén sepan que los queremos y no los olvidamos.

Además cada tarde se hace una ceremonia en dos gaths, en el último, el Assis, que era el nuestro, es una ceremonia sencilla, con una única persona, en otro gath más popular, el Dasaswamedh, en la que ese día había cinco personas a la vez haciendo el ritual. Nosotros el más famoso lo vimos desde un barquito en el Ganges y lo súper recomiendo, porque estar entre todos esos indios extasiados con la ceremonia y los vendedores de ofrendas saltando de barco en barco… nos encantó. Y es que en el Ganges hay que coger algún barco, para ver bien el movimiento de los gaths. Nosotros lo cogimos un día a las 5 de la mañana y otro día por la tarde a las 7 para ir donde la ceremonia, y nos encantó.

De la ceremonia grande no tenemos fotitos y del atasco de barcos y tal, porque nos habíamos olvidado la cámara, en fin, jeje.

Varanasi también es importante para los budistas, porque se supone que es donde Buda dio su primer discurso, así que hay una zona donde se concentran muchos templos budistas que debieron ser regalos de distintos países, hay uno japonés, uno tailandés, uno chino…

Y también el señor del tuctuc nos llevó a ver el templo de la madre India, donde hay un mapa de India y alrededores hecho con diferentes cuadrados de mármol, es interesante ver el Himalaya, la ruta de la seda…

Ese día también por fin probé, que ya veía que me iba sin probarlo, porque cuando lo había visto no me había apetecido y luego ya no lo veía, los polos que hacen en la calle. Rascan un bloque de hielo y lo rascado lo meten dentro de un vaso para darle forma, y luego le echan siropes y demás.

El último día aunque nos íbamos temprano para el aeropuerto, súper madrugamos y fuimos a ver el templo dorado, alucinamos por la cantidad de policía que hay, y es que se ve que hace unos años tuvieron un atentado. Para llegar íbamos por calles laberínticas, sorteando vacas, luego allí no se puede hacer fotos, de hecho dentro dentro no pudimos entrar, pero lo vimos bastante, aunque la cúpula dorada se ve poco porque no hay perspectiva, y es que está metido en las calles minúsculas totalmente.

Y por último para despedirme de India, me bañé en el Ganges, la purificación total, aunque he oído y leído que es el río más contaminado y demás, pero bueno, si ellos se bañan todos los días, beben, se lavan los dientes… no creo que ahora me vaya a pasar a mí nada malo, no?

Hicimos hasta vídeo de la purificación, jeje.

http://youtu.be/2CYvVtXHLT4

Y pitando para el aeropuerto, que nos esperaban más de veinte horas de viaje. Hacíamos dos escalas, en Delhi y en Abudhabi, así que íbamos a llegar reventados a Teherán, con muchos nervis porque íbamos sin visa, para pedir la visa de dos semanas al llegar al aeropuerto, y la embajada española no recomendaba este sistema, pero con todos los problemas que tuvimos, no nos quedaba otra opción. Y adelanto que estamos en Irán, que no tuvimos ningún problema.

Nuestra última parada en Rajastán era Jaipur, la ciudad principal y conocida como la ciudad rosa, aunque nos pareció más bien naranja, jeje.

Teníamos un día y medio para verla, porque al día siguiente a las 3 salía nuestro tren de 18 horas hacia Varanasi. Tren que no teníamos confirmado, estábamos en lista de espera, pero en el hotel nos dijeron que había una agencia que si le pagabas, el tipo iba a la repelea a la estación y normalmente los conseguía. Es decir, corrupción en el tren. Nosotros estábamos bien posicionados en la lista de espera, 6 y 7, pero por como era el tren de largo y tal nos dijeron que no teníamos muchas posibilidades, así que pagamos a un tipo para que fuese a sobornar al que hacía la lista o algo así. En fin, dos meses en India y siempre ha sido una incógnita entender cómo funcionaba el sistema de reservas y como podían estar los trenes tan agotados y luego a veces semi vacíos la mitad del trayecto. Creíamos que era porque aunque uno reservara un trayecto de dos horas ya bloqueaban el sitio para todo el tiempo del tren, pero no, al final un tipo súper interesante que conocimos en el tren, nos explicó que funcionaba por un sistema de cuotas (sabíamos que había una cuota por ejemplo para turistas en algunos trenes, que reservaban un par de plazas), pero es que el funcionamiento general es una cuota por estaciones, es decir, si el tren hace 10 paradas, de cada clase reservan unas pocas para cada estación, una locura. Por eso en el último momento hacen la lista y muchas veces entra gente en lista de espera ciento y pico, porque en muchas estaciones han sobrado billetes, aunque en su estación ya no hubiese. Raro raro. La lista esa la cierran entre tres horas y una hora antes de tu tren, esta vez, una hora y media antes, cuando el tren ya había salido de su origen, jeje, pero tú llegas y el tipo lo tiene imprimido y todo.

Viajar en tren ha sido una de las súper experiencias de India, hemos cogido un total de 17 trenes, una locura, pero es que India es grandísimo y hemos pasado en el tren más de 147 horas!!!!!! Madre mía. Hemos probado además todas las clases y tipos de trenes. Básicamente se resume en que en India hay trenes de butacas y trenes de camas. Dentro de los dos tipos la división grande se hace entre con aire acondicionado o sin. Nosotros somos burgueses y hemos viajado principalmente en AC2, que son camas en grupos de 4 (2 literas) y una cortinilla que cierras, y hemos dormido bastantes noches en trenes y bastante bien, la verdad. El billete más barato que pagamos fue al principio de todo por una hora y media de tren, 15 rupias, en la clase más baja, que es la general, significa en vagón de a todo el mundo y sin sitio, si pillas sitio bien, si no, pues de pie (nosotros pillamos sitio, jeje, no iba muy lleno); y el billete más caro fue el del tren de 18 horas entre Jaipur y Varanasi (próximo post, jeje) en AC2 y nos costó 18 euros (un euro por hora, jeje).

El primer día en Jaipur fuimos a visitar el palacio real, bastante bonito, pero cogimos una audioguía aburridísima, no la recomiendo. Tenía varios lugares y dentro algunas exposiciones, lo más curioso la ropa de un maharaja que pesaba más de 220 kilos, y salía la camisola del kurta, daba miedo, y el pantalón… el hombre murió a los 27 años, por qué será?

Os dejo algunas fotillos del palacio, del interior no se podía, así que no hay foto del traje, snif snif.

Luego fuimos a ver el palacio del viento, la fachada trasera es impresionante y por dentro no está nada mal. No es que tenga salas con cosas, es como un poco laberíntico, muy chulo y con buenas vistas de la ciudad.

Y seguimos de paseíllo, en el bazar vi una tienda de Pickles, que no sabría como traducir al español, pero aquí es muy normal que pongan en las comidas tres cuenquillos, uno con pickles, otro con cebolla y otro con limas. Y a mí los pickles me encantan. Me acuerdo de Carolyn que en Edimburgo a ella los chutneys y estas cosas le gustaban mucho, yo en India los he descubierto. Y me compré un bote de pickles mixtos, pero es que había de todo lo imaginable, como 20 tipos de pickles, el paraíso, jeje. Y el hombre más contento de que nos gustase tanto su tienda…

Siguiendo por el bazar, caímos en una calle donde había muchos puestos de pulseras, como en Jodhpur, los puestecillos de pulseras son geniales, qué rabia que no podemos comprar mucho porque todo ocupa.

Después del calor que habíamos pasado yo había leído que en Jaipur había el cine al que había que ir, el Raj Mandir, que era como un pastelito por fuera, y miré la cartelera y había una comedia, así que súper emocionada, fuimos al cine, hicimos la cola, que separan a los hombres y a las mujeres, para que no las acosen a las pobres, imagino, y justo cerraron con el cartel de “agotadas las entradas” cuando tenía una persona delante, una rabia… Y ya nos dio pereza volver más tarde, porque teníamos hotel con pisci súper chuli (ya he dicho que éramos burgueses, jeje).

Al día siguiente fuimos a ver el fuerte Amber. Un poco de rabia porque nos habían contado dos chicas españolas que la cuesta se podía subir en elefante, pero no sabíamos que era antes de las 11 y llegamos a las 11 y poco, en fin. Subimos andando, jeje, tampoco era mucho.

Cogimos un guía arriba, y nos contó muchas cosas interesantes, pero lo mejor es que el hombre, que llevaba como 40 años trabajando de guía en el fuerte, había ido quedándose con el toque de las fotos que se hacían los guiris, así que nos iba haciendo fotos artísticas.

Súper artística, jeje.

El fuerte nos encantó, todo en general, había una sala toda con mosaico como de espejitos y decía que cuando por la noche encendían las velas, parecía que veías las estrella, el hombrecillo muy gracioso llevaba como una mini linterna para demostrarlo, jeje. Y en una de esas de los cristalitos nos hizo la foto que decía que parecía una alfombra persa.

Otras fotitos del fuerte.

Esta también es de las que tiene varios animales, el escorpio, la trompa del elefante, la cola del león, la cobra…

Estos eran los cazos donde cocinaban para los soldados.

Y paramos también un segundo para ver el palacio del lago.

Jaipur nos gustó pero muy big city.

Aunque después de mirar las previsiones meteorológicas todo parecía apuntar que íbamos a morir, con temperaturas de más de 50 grados, nos fuimos para Jaisalmer, conocido como la puerta del desierto.

Llegamos a la estación y nos estaban esperando los de nuestro hotel, lo fuerte es que ni les habíamos dicho cuándo y cómo llegábamos, pero bueno, hay pocos trenes a Jaisalmer, me imagino que ellos prueban, y con cartelito y todo, jeje. Nuestro hotel tenía pisci y todo, por si no éramos capaces de soportar los calores, jeje.

Dejamos las cosas, desayunamos viendo ese fuerte que parecía un castillo de arena y nos decidimos a subir. El fuerte de Jaisalmer no es una atracción turística sin más, como otros que hemos visto, en este vive un montón de gente. Cuando subíamos con el calor, un chico de un tuc tuc nos ofreció subirnos por poco dinero, era Cool Rahul, súper majo y súper gracioso, así que ya pasamos la tarde con él. Nos llevó por el fuerte y nos explicó un montón de cosas, como que a un lado vivían los de la casta brahma y al otro lado los guerreros, por eso en los restaurantes de un lado se servía carne y en los otros no (lo brahma son vegetarianos), nos dio un paseo por el fuerte los cañones y quedamos en que iríamos a un mirador a ver la puesta de sol.

Luego nos llevó al mirador, las vistas del fuerte eran impresionantes, y allí había unos críos jugando, a priori podían parecer intocables, de la casta más baja, sin embargo, eran brahma, y empezamos a descubrir un montón de cosas de las castas que no habíamos entendido, y es que lo de la casta no tiene mucho que ver con el dinero, porque estos vivían en barracones bastante inmundos. Hay cuatro castas de «más a menos»: brahma, guerreros, mercaderes e intocables. Cool Rahul era guerrero y estaba muy orgulloso, porque decía que los brahma tenían muchas limitaciones. Pero Cool Rahul muy majete, pero también pelado de pasta.
Arriba a parte de los niños brahma, vinieron otros chavales, también desarrapados, para nosotros no había diferencia, pero tendríais que haber visto la mirada de desprecio de la niña brahma hacia ellos, y Cool Rahul también, una pena.

La puesta de sol no era en el lado del fuerte, así que nos fuimos para el otro mirador, pero por la arena del desierto, el sol desapareció en mitad del cielo, no hubo puesta del sol propiamente dicha.Y Cool Rahul nos llevó a ver el lago y a tomar otra birra allí.

Y allí estuvimos hasta que se hizo de noche y vimos el fuerte iluminado. Habíamos oído que como es temporada baja, no todas las luces que iluminan el fuerte estaban encendidas, de hecho él tenía fotos que parecía casi un fuerte de oro. Pero Cool Rahul lo que decía es que la gente echaba el escombro de sus casas a la montañita del fuerte y eso rompía y ocultaba las luces.

Al día siguiente subimos otra vez para el fuerte y al llegar allí estaba Cool Rahul, debía de estar esperándonos y nos llevó a ver los templos jainistas, que es una religión que proviene del hinduismo. Ellos tienen veinti y pico profetas y siempre los representan en la misma posición y al contrario que Buda, tienen los ojos abiertos abiertos.

Nos explicó un montón de cosas interesantes, los jainistas tienen sus propias castas, y son vegetarianos estrictos todos, e incluso no comen raíces (patatas, zanahorias…) porque lo que está debajo de la tierra puede tener insectos y animales que mueran al recogerlos, y como creen tanto en el karma…

Varias cosas curiosas que nos explicó fueron que ellos al entrar, pisan las dos cabezas de la serpiente para tener buena suerte y que muchas veces tocan las campanas que hay colgadas (siempre lo veíamos, pero no sabíamos por qué) para despertar a los dioses y que escuchen sus plegarias.

Otra cosa curiosa es que nos explicó por qué en los templos hay imágenes sexuales, rollo Kama Sutra, y dice que es porque así cuando los padres con los hijos que se casaban iban a los templos y les iban explicando, era como para sacar el tema, para enseñarles como funcionaba, en la época pre-internet, pornografía, pelis explícitas…

Y nos enseñó estas dos figuras, decía que la de la mujer estaba mucho más sobada porque los hombres cuando pasan la tocaban, que la de el hombre estaba menos, porque si la mujer la tocaba, luego el hombre le montaba un poco de pollo preguntándole que por qué la había tocado. La ley del embudo total.

Y también nos enseñó una especie de gárgola que era para que saliese el agua del templo cuando lo limpiaban (que lo deben limpiar a cubos) y esas gárgolas representaban varios animales a la vez: la trompa del elefante, la boca del cocodrilo, el ojo del tigre, el cuerpo del conejo y la cola del pavo real (seguro que me dejo alguno).

Y a las tres salimos hacia nuestro safari por el desierto, que lo cogimos directamente en el hotel. Fuimos como una hora en coche y paramos en varios pueblos abandonados. Íbamos con dos chicas alemanas muy majetas.

Y empezó el safari, yo esta vez me apañé menos con el camello porque no sabía donde cogerme, en fin…

Foto artística de Alberto!!!

Con wasap en el desierto, esto es el colmo!!!

Es esas colchonetas al raso es donde dormimos, nunca había visto tantas estrellas y tan brillantes.

Haciendo la cena

Y al día siguiente de vuelta a los camellos, mi camello muy cariñoso quería besitos de el de Alberto otra vez. Alberto que es menos romántico dice que frotaban las narices para quitarse los bichos (y puede ser, jeje).

Yo estaba un poco mosqueada porque creía que también iríamos en un coche tirado por el camello, pero bueno, no pudo ser, aun así estuvo genial la noche en el desierto.

Y Jaisalmer nos encantó.

Jodhpur nos encantó. En Rajastán las ciudades van por colores, Jodhpur es la ciudad azul. Nos explicaron que antes solo los de la casta Brahma, la superior, podían pintar sus casas de ese color, que se supone que es el mejor por el tema de la temperatura y los mosquitos, pero ahora ya podía más gente. En Pushkar también había muchas casas pintadas de ese azul clarito, pero no sabíamos el motivo.

Estuvimos en un hotel que estaba bastante bien, el King’s retreat, muy majetes y con un restaurante en la terraza con unas vistas del fuerte buenísimas. No se puede subir muy tarde a cenar porque a las nueve y pico apagan el fuerte, eso sí, jeje. Pero para nosotros que llegamos ya tardecillo, subir y ver esto nos impresionó un montón.

Así que al día siguiente cuando nos levantamos, fuimos directos para el fuerte, una pasada.

La entrada incluía una audioguía en castellano que estaba genial, porque era amena e interesante, eso sí, íbamos borreguillos totales con los cascos buscando los números, jeje.

Si ver el fuerte es bonito, las vistas desde el fuerte tampoco están nada mal, eeeh.

Había una mini exposición de las sillas en las que iban los maharajás en el elefante, también una de como llevaban a las mujeres en una especie de andas, pero todo cubierto para que no se las viera, esto de cubrir a las mujeres, se introdujo cuando llegaron los musulmanes a India.

Después de ver el fuerte, nos quedó claro que vivían como maharajás totales, jeje.
El actual maharajá se fue a estudiar fuera y cuando volvió lo habían reducido a «residente», así que se buscó la vida como hombre de negocios y también cuidando su patrimonio, como el fuerte. En la audioguía había trozos como de «entrevista» al tipo, muy interesante.

Al bajar del fuerte, nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad, es una ciudad como con mucho ambiente, mercadillo, mil tiendas de pulseras. Las pulseras a priori se veían casi como de los chinos, pero contra todo pronóstico vimos a algunos artesanos haciéndolas, aunque parecían de plástico cutre total. También había calidades, claro.

El centro neurálgico de Jodhpur es la plaza de la torre del reloj y alrededor hay mercadillo y tal, pero a mí las calles perdidas y el mercado de comida de detrás me gustó más.

En el fuerte, había una tienda de las de cuadritos de estos como de miniatura de Rajastán y habíamos estado mirando algunos de animalitos, porque la India sin los animales no se entiende, pero eran carillos. Así que en el sitio donde comimos preguntamos y nos recomendaron una escuela de arte que había por detrás de la plaza del reloj callejeando. Fuimos y vimos tres cuadritos (tigre, elefante y camello) que nos gustaron, pero es que el hombre nos dijo que él hacía clases de pintura, que si queríamos podíamos ir al día siguiente a pintar nuestro propio cuadro.

Así que al día siguiente, madrugamos bien para ir al palacio blanco que se veía, como el Taj de Jodhpur y cogimos un guía que nos explicó un poquito. El edificio súper bonito, al guía lo entendíamos más bien poco, así que poco puedo contar. Pero dentro había los retratos de los diferentes maharajás, y es que son ideales, qué genética tan fuerte, jeje. Yo ahora quiero cuadro de maharajá, jeje.

Los maharajás:

Y directos para la escuela de arte. El hombre me dio un elefante a mí y un pavo real a Alberto, y nos dijo que copiásemos el dibujo.

Luego con una especie de acuarela empezamos a pintarlo, primero repasamos el lápiz con acuarela marrón clarita y lo borramos y luego a pintar.

Estos fueron los resultados:

Y este nuestro profesor retocando el de Alberto un poquillo, jeje.

En Pushkar estuvimos solo un día, es una ciudad pequeña alrededor de un lago de agua sagrada, así que lo mejor del pueblo era en realidad los ghat, con el ambientillo que tienen siempre de gente lavando, bañándose, vacas…

También visitamos el templo de Brahma, que es muy famoso porque se ve que de Brahma hay muy pocos templos. No se podía hacer fotos, y por otra parte tampoco es que fuese muy bonito, pero había muchos peregrinos locales.

De hecho, menos mal que había peregrinos indios, porque si no, sería casi pueblo fantasma. Está lleno de hoteles y restaurantes, y todo completamente vacío, incluso demasiado, la verdad.

Por la tarde, fuimos a dar un paseo de dos horas en camello, era mi primera vez, porque Alberto ya había montado en Egipto. Yo debo decir, que me impresionó un montón, sobre todo cuando te subes y el camello se pone de pie, casi me dio hasta vértigo, me sentía tan alta. Luego ya fui cogiendo confianza, además mi camello era muy bueno y solo quería darle besitos al de Alberto, jeje.

Mirad que cara tan simpática el camello de Alberto, pero luego gruñía, jeje.

El mío, más guapo!!!

Alberto, pobre, que está superando todos sus miedos a los animales (no le queda otra) encima llevaba la cámara y el pobre pudo hacer fotos e incluso un vídeo, jeje.

http://youtu.be/Kg-uYSyMIqA

El mío es que era muuuuuy cariñoso, jeje.

Y luego paramos a tomar un té con un hombre en su “finca-casa” que era el que cuidaba los camellos, creemos, un hombre mayor majísimo, estuvimos también con un camello más jovencito que tenía, y vimos la puesta de sol allí con ellos, mientras charlábamos.

Nuestra primera ciudad de la ruta más popular de Rajastán, fue Udaipur. Una ciudad alrededor de un lago. Por el calor que tanto miedo nos daba, Alberto se sentó un día a reservar hoteles con aire acondicionado, y en Udaipur cogió una oferta en un hotel heritage precioso, el Jawat Nimas palace, rollo parador.

Desde la terraza del restaurante se veía todo el lago y los hoteles flotantes, como el de James Bond de Octopussy. Muy chuli y si mirabas para abajo, los ghats con la gente bañándose.

Una de las primeras cosas que visitamos fue un haveli, una casa tradicional que ahora tenía pequeñas colecciones dentro, muy curiosa. Tenía por ejemplo el turbante más grande del mundo y marionetas. Además allí al día siguiente fuimos a un espectáculo de danzas tradicionales súper chulo.

Después fuimos a ver el Jagdish temple, chulo pero lleno de palomas porque ofrecen granos (y hay que ir descalzo, que entre el calor y los granos que se clavan es un poco penitencia, jeje).

Luego fuimos a lo más famoso de Udaipur, que es el palacio real, y la verdad es que nos encantó. Cogimos un guía oficial en la puerta y nos hizo una visita entretenida e interesante.

En la fachada del palacio tenían un sol incrustado para que lo pudiese venerar la gente del pueblo, sin embargo ellos tenían un sol dentro, para no tener ni que salir.

Estas pinturas en las paredes eran recientes porque hacía pocos años habían celebrado la boda de una hija allí, pero tan bonitas…

Una de las cosas curiosas que nos explicó el guía, fue la de un antiguo caballero que para las batallas disfrazaba a su caballo de elefante poniéndole una trompa, porque así los elefantes mayores no lo atacarían, creyendo que se trataba de un baby elephant, jeje.

Otra cosa curiosa era la antigua oficina de correos, que eran las jaulas de las palomas mensajeras.

Una de las cosas que nos enseñó, también fue un murete que había abajo, ni idea de para qué era, pues era para un «juego» antiguo que hacían con elefantes, se ponía uno a cada lado y el que primero tocaba el muro con las piernas, perdía.

Desde los jardines del palacio real, cogimos un barco para cruzar a una de las islas del lago, la isla de Jagmandir, que en realidad es un hotel flotante, la verdad que súper bonito. Fuimos a ver la puesta de sol y a tomar algo, nos encantó. Y el hombre de al lado del lavabo, como le caímos bien nos enseñó toda la zona de spa, masajes, y súper de lujo, y nos acordamos de nuestros masajes de ayurveda…

Al día siguiente, hicimos un curso de cocina genial genial con Shashi, que es la reina de tripadvisor, jeje, tenía muy buenas opiniones y valía la mitad que el siguiente, además era en su casa y no en un hotel, así que ideal.

Shashi nos contó un poco su historia, muy interesante, ella es de la casta brama, que es muy alta, y enviudó con 31 años, no tenía dinero y por la casta a la que pertenece, no podía trabajar limpiando y tal, así que lavaba y planchaba ropa a escondidas. Además el primer año es de luto y no podía salir de casa. Lo mejor para criar a su familia, vamos.
La cosa es que un guiri que conocía y que había ido varias veces a su casa, le dio la idea de dar clases de cocina, ella no hablaba inglés, pero se puso las pilas y empezó a dar clases. Unas chicas australianas le escribieron el librillo de recetas y empezó a tener mucho éxito. Tanto que en temporada alta hace dos clases al día, siempre llenas. Ahora en Udaipur no había muchos guiris y Alberto y yo hicimos la clase solos. Simplemente nos encantó. Una de las motivaciones de volver a casa es poner en práctica las cosas que aprendimos a hacer, jeje. Así que haremos cenitas indias.

Haciendo la salsa base del curry, buenísimo.

Alberto haciendo el pan.

Lo primero que hicimos fue pakora, en este caso de patata y cebolla. Es como una especie de tempura con harina de garbanzos. La habíamos comido en varios sitios, pero con diferencia esta fue la mejor. Además le hicimos una salsa de mango y otra de cilantro, deliciosas.

También hicimos un arroz. En India diferencian entre Biryani y Pilau, porque el primero tiene más arroz y el segundo más tropezones. Nosotros hicimos el segundo.

También hicimos dos curries, uno de paneer, que es como una especie de queso fresco que hacen ellos y otro de berenjenas. Y hemos aprendido también a hacer el queso, súper fácil.

Y también aprendimos a hacer panes indios, hicimos nan, que es nuestro favorito (que se hace con yogurt), chapati (que es el que más comen aquí, con harina más integral y agua) y paratha (que es con la base del chapati, pero muuuuucho aceite), incluso un paratha relleno de patata muy bueno, y un paratha con coco y azúcar glas de postre.

El nan con una salsa de tomate muy buena dentro y queso local.

El chapati, el más popular.

Después le compramos un set de especias como el que tenía ella, porque nos encantó y así tenemos ordenaditas nuestras especias indias.

Os dejo un vídeo a lo Arguiñano.

http://youtu.be/GpUZfqZ_Q-U

Salimos del curso completamente empachados y necesitamos una buena siesta, madre mía que digestión. Y Shashi nos regañaba porque decía que no habíamos comido agua, que nos habíamos llenado bebiendo agua, jajaja.

Pero luego más tarde fuimos a ver el espectáculo de danzas den el Bagore Ki Haveli, y nos encantó. Varios números, muy variados, coloridos, divertidos, súper recomendable. Os dejo alguna foto.

Una de las cosas que había que intentar en India era ver algún tigre. Así que miramos todos los parques naturales a ver cuál nos cuadraba y al final fue el parque de Ranthambore, ya en Rajastán, el que nos cogía menos a desmano.

Habíamos visto fotos y era el que se veía más de secano, eso no nos molaba tanto, pero bueno, parecía ser que era uno con posibilidades de ver tigres, que es súper difícil. Ahora la época se supone que es buena porque como hace tanto calor, los animales van a buscar los agujeros de agua. A ver si teníamos suerte.

Llegamos por la mañana y ya hacíamos el safari de la tarde en un jeep completamente abierto, Alberto el pobre muerto de miedo, pero bueno. Si no teníamos suerte, teníamos todavía la posibilidad de hacer algún otro safari al día siguiente.

Llegamos al parque y lo primero que vimos fue un mini cocodrilo, porque había otro coche parado, yo si no no lo hubiera visto nunca, jeje.

Pero esto es más parecido a un cocodrilo que lo que vimos en Borneo, jeje.

Nosotros íbamos en un jeep con cuatro personas más, en el banco de delante, jeje, Alberto consiguió hacer un movimiento discreto para ir en medio, jeje.

Estuvimos como tres horas de paseíto viendo muchos animales, las lagunas la verdad que eran divertidas porque había mucha concretación, pero nada de tigres, y luego bichos varios a sus anchas.

Al no ver el tigre la moral iba cayendo y ya nos volvíamos, entonces encontramos otro jeep que venía en dirección contraria y les preguntamos si habían visto tigres, nos dijeron que era el tercer safari y que nada. Un bajón.
Así que el coche ya por carretera normal volviendo para casa, a una velocidad superior a cuando estás concentrado buscando bichos, y de repente veo a un metro escaso de mí, un tigre, es como si los dos nos hubiésemos descubierto a la vez, yo solo pude decir «oh my god», paralizada. Me acuerdo de esa lectura con la que empieza el libro que utilizamos de tercero de la ESO que es un fragmento de «La ciudad de las bestias» de Isabel Allende, en la que el protagonista siente una conexión brutal mirando a los ojos a un jaguar, pues yo sentí que el mundo se paraba, pero un poco por el miedo, yo creo, pensé que saltaría, nos comería y ya está. Sin embargo el coche pudo retroceder un poco y vimos al gato tranquilo desde un pelo más lejos y al cabo de un rato, siguió su camino y se fue. Qué emoción!!!

Al día siguiente decidimos hacer otro safari, en el pueblo tampoco hay mucho más que hacer y no estábamos cansados de ver tigres, a ver si había suerte y veíamos otro más. En el camino al parque vimos a millones de locales caminando que iban a un templo que hay dentro a hacer sus ofrendas y sus cosas. Por eso cada año tienen accidentes y mueren varias personas del pueblo, porque ellos están tan acostumbrados a que haya tigres y tampoco pase nada.

En la puerta paramos a hacer papeles y tal, y yo veía que todos los animales corrían, ¿habría un tigre? Nosotros en nuestra cabeza teníamos un monete y es que el parque está lleno.

Casi me daba más miedo que me saltase este a la cabeza que el tigre, jeje.

Y sí, a pocos metros de la puerta encontramos este tigre sentado en la carretera. Estuvo muuuucho rato y claro todos allí como locos haciendo fotos, y luego se levantó y se fue, pero por la misma carretera, así que nuestro coche fue detrás y fuimos a ritmo de tigre bastante rato.

Mientras todos mirábamos embelesados al tigre, un pavo real, ajeno a lo que estaba pasando, intentaba llamar nuestra atención con su cola y su bailecito, tremendo, y no había ninguna pava cerca.

Y seguimos con el tigre, jeje.

Os dejo un vídeo, que le he cogido el gustillo a lo de los vídeos, mientras «perseguíamos» al tigre.

http://youtu.be/SRDvsSaLc-4

Y seguimos disfrutando de nuestro safari, ya no vimos más tigres y en la zona 1, que era la de ese día no había mucha agua, pero vimos muchos más animalitos por ahí.

Familia de Bambi, qué penita!!!

De Nasik, nos fuimos cerquita, a Aurangabad, el pueblo en sí no es que tenga mucho, pero es un sitio cómodo desde el que visitar las cuevas patrimonio de la humanidad de Ajanta y Ellora, que habíamos oído que eran muy chulas.

El plan era ir a Ajanta en autobús, son como 2 horas y medias de ida, y lo mismo de vuelta y hacer en coche privado Ellora y algunas cositas más de la zona al día siguiente, pero Alberto estaba un poco pachucho, así que cuando nos levantamos, decidimos coger coche también para ir a Ajanta, que está más lejos, como a 100 km. Cuando llegamos a las cuevas, en la ventanilla para comprar los tíquets, conocimos a Jerónimo, madrileño recién jubilado (recién recién, dos días después de jubilarse ya estaba en India y a los dos días en Ajanta, jeje) súper súper majo, hubo un imán y ya no nos separamos ni ese día y ni al siguiente, porque él también iba a Ellora.

Lo más fuerte de Jerónimo, es que, ahora cuando veáis la foto lo entenderéis, es igualito a mi padre, cuando mi padre ya estaba muy delgadito, pero no solo eso, la forma de la cara, el bigote, la pose… Luego hablando con él, según Alberto son casi monedas opuestas dentro de ser buenísima gente los dos. Yo personalmente no creo que sean tan diferentes tampoco en el interior, es la vida con sus experiencias y su entorno lo que sí que era muy diferente. Para mí conocerlo fue una emoción, os imagináis que yo veía a mi padre todo el rato, una maravilla. Y Jerónimo además tiene un montón de historias detrás, súper interesantes y es muy divertido, así que lo pasamos genial juntos, nos veremos a la vuelta por Spain, él estará en India un par de meses (en un mes se une su hijo también) y hay que convencerlo de que haga un blog, porque lo suyo es especial. Todos querríamos jubilarnos y tener las ganas y la fuerza de él para seguir viajando.

Las cuevas de Ajanta nos encantaron, son como 30 cuevas, todas seguidas y dentro con un montón de esculturas y pinturas, parecen casi naves de iglesias, son más famosas que las de Ajanta creemos que por el tema de las pinturas y porque son algo anteriores. Estas todas distribuidas como en una curva, a ver si en esta foto os hacéis un poco a la idea.

Os dejo algunas fotillos más, no cuento mucho más porque ya no me acuerdo, al día siguiente cuando vimos Ellora nos impresionó a los tres todavía más, y tantas cuevas (más de 60 entre los dos sitios) al final se olvida, jeje.

Os dejo también una imagen de una cueva sin acabar, es impresionante pensar lo que hacían con un cincel y muuuuchas horas.

Al día siguiente fuimos antes de ir a las cuevas, fuimos al fuerte, la verdad es que estuvo muy bien también.

Este es el motivo de porqué todo el mundo tiene un palo a mano, jeje, a mí uno me enseñó los dientes, malos malos!!!

Y un selfie, jeje.

Y luego para las cuevas de Ellora, más cerquita, a unos 35 km. Nada más llegar entramos y descubrimos un templo enorme escarbado todo en una única piedra. Tardaron como 5 siglos en hacerlo, así que los que empezaron picando arriba, no se podrían ni imaginar como era el proyecto. Debieron hacer un pasillo todo alrededor y luego escarbar la piedra del centro. Es de las cosas más impresionantes que he visto nunca. En su tiempo debieron estucarlo todo, porque quedaban restos de pintura como crema, pero ahora todo en piedra es alucinante. Además con todo lujo de detalles.

Esto es como el pasillo de alrededor.

Bueno, nosotros alucinábamos con el sitio, nos hicimos fotos con la gente (que ya sabéis que les encanta, y a Jerónimo también, jeje, lo mismo ya está cansado de que le pidan fotos, pero como acaba de llegar… jeje) y cuando ya casi nos íbamos nos encontramos a un koreano que había conocido Jerónimo el día anterior en el autobús y nos pregunta que cuál era la cueva 16, nosotros ni idea y al salir descubrimos que esa maravilla brutal que habíamos visto solo era una cueva, de las treinta y pico que hay, madre mía. Eso sí, era la más impresionante, menos mal. Así que nos fuimos a ver las más importantes de un lado, luego a comer, y después a ver las más importantes del otro, imposible abarcarlo todo, y estuvimos horas (quizás tampoco somos los más rápidos, pero bueno). Os dejo más fotillos de las cuevas, es que eran muy chulas.

Detalle de una pintura en el templo principal de la 16 y yo cada día soy más fan de los elefantes, me encantan!!!

Un vigilante nos enseñó con una linterna mil detalles y pinturas, seguro que hay en todas las cuevas, así que si venís, traed linterna!!!

Y después todavía fuimos a ver el mini Taj Mahal, de un hijo que quiso hacer una copia para la tumba de su madre, el padre lo frenó y al final no lo recubrió de mármol y es más pequeño, pero vamos, que de lejos da el pego total.

Dentro ponía que no echasen dinero, pero es como lo de no hacer fotos dentro del Taj, que la gente pasa de todo, jeje, me encantan los indios!!!

Fuimos a cenar los dos días a un restaurante vegetariano buenísimo y ya después de cenar y tomar algo, nos despedimos de Jerónimo, volvimos al hotel a por los bártulos y autobús nocturno para Bombay a ver lo de la visa y a coger el tren para el norte. El autobús nocturno era una pasada, porque era cama de matrimonio, genial genial (pero no hice foto, snif snif).

Hasta prontito!!!

Fuimos a Nashik en el tren, teníamos asientos en la peor clase, pero después de 4 días muriendo de calor, intentamos pagar la diferencia y que nos pusiesen en aire acondicionado, tuvimos suerte. Además conocimos a una madre y una hija de Nashik majísimas, viaje de unas 4 horas, eso para nosotros es cercanías total, muy agradable. Y además nos dijeron que allí no hacía tanto calor. Miramo la guía en el tren y fuimos a uno enorme que recomendaba la guía, pero solo le quedaban habitaciones caras, decidimos llamar a los otros y encontramos uno que estaba bien y tenía habitación para las dos noches, así que ideal, el Abhishek y nos fuimos a cenar.

Al día siguiente cuando nos levantamos fuimos a ver el Sitta Gumpha, una cosa rarísima, donde se supone que se escondió Sita, había una cola enorme de familias indias y todavía no sabíamos que había, por fuera, que es la única foto que pudimos hacer, parecía una atracción de feria. Por dentro casi que un poco también, porque eran unos túneles con escalerillas, todo el mundo pasando agachado o sentado en las escaleras, para al final llegar a la habitación donde hay tres figuras negras peques (como la moreneta).

Luego fuimos muy cerca al templo de Kala Rama, muy bonito, no se podía hacer fotos. Y nos fuimos a buscar el río, porque en las ciudades sagradas de India, el río es sagrado y es alrededor del río donde se concentra la vida social, como en Hampi. Bueno, aquí el río estaba más en medio de la ciudad (a un minuto de nuestro hotel) y estaba como todo canalizado de manera que había corrientes y rápidos, los chavales se lo estaban pasando bomba, las señoras lavando ropa, otras familias bañándose, las vacas bebiendo agua o a ver qué pillaban, gente lavando la bici y la moto.

Vimos una de estas escenas costumbristas que yo creo que solo pueden pasar en India. Igual que en Hampi veías a todo el mundo con un palo cerca, para estirar el brazo ante el ataque de los monos, aquí, una señora que vendía coles, también tenías su palo, porque la vaca en vez de coger lo que le habían dejado, vio las coliflores, y claro. La señora le dio con su palo y fin de la historia, jeje, ni animal sagrado ni nada. No pillé el momento, pero les hice una foto después a los protagonistas de la historia, una de las dos vacas que come los restos detrás y la señora (si os fijáis con su palo detrás, como todo el mundo, jejeje).

Os dejo otros momentos del río en general, los chavales querían hacerse fotos, hicimos miles, y cuando nos íbamos vi a ese hermano mayor que lavaba a su hermanito, los dos minúsculos y les quise hacer una foto, pues rápidamente vinieron a cogerlo, lo sacaron del barreño para que posara, pobrecillo mío.

Y otras fotos chulis.

Y como nos dio mucha envidia y la verdad que aunque parezca imposible, se veía muy limpio fuimos a dejar todos los bártulos al hotel y a ponernos las chancletas y bajamos a bañarnos también, una gozada. Yo más purificada todavía que cuando el elefante, jeje. Y riéndonos con los chavales, echándonos agua… súper divertido. Ya me veo que me acabo metiendo hasta en el Ganges en Varanassi, jeje.

Y más tarde, cogimos un tuctuc y le pedimos que nos llevase a la bodega York (al lado de Sula, que es la famosa) porque resulta que en Nashik se produce mucho vino, hay muchas viñas porque dicen que es el equivalente a Burdeos en India, por el clima, la tierra… Nos enseñaron las viñas, la fábrica y nos hicieron una cata. Como curiosidades, las viñas aquí están muuuucho más altas, le preguntarmos por qué y nos dijo que porque si no se quemaban del calor que sube del suelo, y el vino blanco les sale muy bueno, pero al tinto le falta algo, no sé, pero del mejor al peor, faltaba algo.