Alberto y yo no habíamos planeado nada India, y es que al final solo teníamos aquel billete de entrada que compramos en Chiang Mai, parece que han pasado dos años desde entonces. Con el ritmo frenético del viaje, no habíamos podido mirar nada, para disfrutar el resto de países mientras estábamos y encima los últimos días de China, que queríamos preparar, no encontramos la Lonely en Guangzhou… En fin, reservamos el hotel cerca de la estación y empezaríamos por Delhi, como ya expliqué.
Fue en Delhi donde conseguimos la guía en una tienda de segunda mano, y por fin, nos pusimos a planear un poco. Nos dimos cuenta de que junio es época de lluvias en el sur, así que si queríamos ir al sur, había que empezar por allí y luego ya iríamos subiendo hasta el norte. Así que compramos un billete de avión muy barato para dos días después a Kerala en el sur.
El viaje de avión genial, con la particularidad de que hacíamos una parada en el medio, y subía y bajaba gente, como en el autobús, jejeje.
En Delhi pensamos que en el sur teníamos que hacer algo diferente, y Alberto estuvo mirando algún ashram para hacer meditación y lo de la ayurveda, que es la medicina tradicional india. Al final el tema gurús y tal nos echó un poco para atrás (aunque no lo descartamos, jeje) y miramos “hospitales” de Ayurveda, donde hacen retiros de 1, 2, 3 o 4 semanas. Nosotros pensamos que un par de semanas estaría bien para nosotros. Escribimos a unos cuantos que vimos que tenían buenas críticas en tripadvisor, y al final de los que nos contestaron nos decantamos por el Mitra Hermitage, y súper bien.
Nos vinieron a buscar al aeropuerto, y a solo 20 minutillos estaba el lugar. El sitio es precioso, nos dieron un bungalows en primera línea de río y nos encantó. Llegamos ya tarde, así que nos dieron de cenar y a dormir. En ese porche pasamos taaaantas horas leyendo y también en la tumbona, aunque como los primeros días llovió y llovió no pudimos aprovechar tanto.
El primero es el nuestro, había solo tres.
Desde nuestro porche…
Disfrutando del tecito de la tarde!!!
Al día siguiente por la mañana nos dieron un súper masaje (Abhyyangam, que es de aceite y con pequeños apretones en los lugares concretos) y ya tuvimos la visita con el doctor. Nos hicieron varias preguntas y claro, Alberto y yo no íbamos por ningún problema en concreto, solo para hacer el Panchakarma, que es el tratamiento de desintoxicación, limpieza… no sé, llamarlo como queráis. Pero se suponía que después de una purificación así uno elimina todas las toxinas y sale nuevo. Yo esperaba salir con 10 años y 10 kilos menos, jejejeje (por pedir… la próxima vez voy directamente a Lourdes, no?).
Con la entrevista personal y por el pulso, el doctor determinó cual era nuestro “dhosa”, es decir, la tipología de persona que eres según los elementos que influyen en ti (el horóscopo ayurvédico, más o menos). Yo resulté ser Kapha Vata y Alberto Vata pita. Si queréis saber el vuestro, hay test en internet y tal. Luego nos explicaron como éramos y que el tema es que hay momentos en que se desequilibran los doshas y uno se sube mucho y eso provoca conflictos en el cuerpo, es decir, menos salud . Con el panchakarma lo que se persigue es equilibrar los doshas, es como una puesta a punto, mucha gente lo hace una vez al año (como el ramadán, que también es una forma de desintoxicación).
Después de la visita del doctor, me puse a investigar un poco por internet, porque nosotros nos habíamos plantado aquí sin tener ni idea de nada. Así que vi que mis doshas me identificaban bastante y aprendí algunas cosas interesantes de la Ayurveda. Como que para ellos todo puede ser medicina, y es algo en lo que estoy totalmente de acuerdo, es decir, un baño, algo bonito, una conversación… todo puede “curar”, a quien no le ha pasado que se ha encontrado bajo de ánimo un día y después de unas cañas con los amigos se le ha pasado, pues esas cañas curan, jejeje.
En India la medicina ayurvédica está reconocida por el ministerio de salud, es completamente oficial, y convive perfectamente con la medicina “normal” como la nuestra. La verdad es que tratan problemas diferentes y la ayurveda muchas veces llega donde la otra no llega y al revés. Hablando de esto con la chica, que había estudiado medicina ayurvédica en la universidad 5 años y medio, nos ponía el ejemplo de la soriasis, decía que la medicina normal solo ofrecía tratamiento para los síntomas, así que en cuanto dejabas de tomarla, volvían a aparecer; ellos, sin embargo, con la dieta, las hierbas y las desintoxicaciones conseguían sin los efectos secundarios de los fármacos, corregir la enfermedad, con a lo mejor un tratamiento de un mes al año.
Lo bueno, es que ellos creen mucho en su rollo, pero defienden también la otra medicina, y entienden que según para qué, se debe acudir a un sitio o al otro. Decía que las urgencias se tratan en el hospital, en la ayurveda lo que tratan mayoritariamente son con gente que lo otro no les ha funcionado, decía que muchas veces cuando los pacientes llegaban ya era demasiado tarde y ya se encontraban muy mal.
Nos dijeron que para empezar el proceso, deberíamos hacer unos primeros días con ghee, que es como mantequilla derretida sin grumos, una cosa asquerosa que bebíamos por la mañana y con la que luego nos daban masajes. Consistían en saturar el cuerpo de grasa para prepararlo para la limpieza. Así que durante cinco días, tomamos esto por la mañana (a las 7!!! y yo de vacaciones, ais) y luego a las 9 nos daban un masaje (stample massage) con bolsas de hierbas calientes empapadas en aceite e iban presionando y masajeando con las propias bolsas, a mi me gustaba un montón, la verdad. Y luego por la tarde a mi me daban un masaje con arcilla seca (powder massage), que me iban restregando con fuerza por todo el cuerpo, muy peeling, y luego con pellizcos y tal, se supone que es un masaje que ayuda a reducir volumen corporal. Y por último nos ponían una medicación en gotas nasales, porque para ellos la nariz es muy importante, ya que por esa vía es por donde más directo se accede al cerebro.
Como nos habíamos ido motivando con el tema, a los pocos días de estar allí, les dijimos que podíamos ampliar algún día, y al final hicimos 18 días de tratamiento en vez de 14.
Los días de ghee eran además días de dieta blanca, y la verdad que poco a poco vimos como nuestra energía iba bajando y estábamos súper dormilones y cansaditos. Se nos hicieron un poco largos y cuando nos dijeron que por fin se acababa el ghee, el sexto día nos hicieron la purga!!!
Así que nos hicieron un oil massage y nos hicieron beber un vasito de unas hierbas asquerosas, nos dijeron que iríamos muchas veces al lavabo así que debíamos ir bebiendo agua. Yo muy aplicada, empecé a beber agua y rápidamente vomité, pero claro se suponía que era para “hacer de vientre” (que diría mi abuela, que suena mal, pero es que es difícil decirlo mejor), así que me fui pitando para avisar y pensando que me darían otro vaso asqueroso, snif snif, pero me dijeron que no me preocupara, que ya haría efecto, yo no me lo creí mucho, pero efectivamente tenían razón. Fue un día durísimo, fuimos al lavabo unas 20 veces cada uno, estábamos completamente KO.
El séptimo día… descansó, pensaréis, pues no, seguimos tratamiento, pero solo cosas buenas, jeje. Y durante tres días, lo que me hicieron fue el masaje con arcilla por la mañana. Y algún día también me hicieron baño de vapor. Y por la tarde me hacían un masaje Ksheesadhara, que era tumbada en la camilla con una jarrita me iban echando una mezcla con hierbas en leche y me lo iban esparciendo bien, el líquido estaba calentito, así que era un masaje chulo también. Como por fin estábamos recuperando fuerzas, ese día nos animamos a coger un tuctuc e ir al festival del mango, que hacen todos los años en Trivandrum, la ciudad más cercana. El festival un poquito cutre, pero brutal la cantidad de tipos de mango que hay, como 15, probamos algunos, compramos también un kilo para desayunar al día siguiente, genial genial.
A partir del décimo día y durante tres días, me empezaron a hacer el dhanyamladhaara, que era igual que el otro, vertiendo el líquido por todo el cuerpo y luego esparciéndolo enérgicamente. Se me ha olvidado decir que todos estos masajes son con dos terapeutas a la vez, una a cada lado de la camilla y a cuatro manos, así que a veces parece una coreografía total, es como magia. Y por la tarde, seguía con el powder masaje (los dos últimos días al final añadían aceite como haciendo un barrillo, para que no se me resintiera la piel (que sorprendentemente con lo sensible que yo soy, todo lo que me echaron me vino bien y mi único efecto secundario fue que tras tanto rascar, vuelvo a estar blanca como la leche, jeje, a lo mejor no era moreno…). Y para acabar con un lavado de ojos. Primero con un vasito te echaban un líquido que escocía un poquito y luego un colirio, la verdad es que luego se veía como súper nítido, muy limpio. Además, por fin llegaron compañeros, porque hasta entonces habíamos estados solos en el centro, llegó una mujer suiza y una pareja de Malasia, y algún día más tarde, una pareja india. La verdad que con la que más momentos compartimos fue con la suiza, muy maja. Y tuvimos también la visita de un nuevo amigo, que fue un mono que vino a vernos dos días, un día llegó a entrar a nuestro porche y nos tiró las flores para comérselas e intentó beber agua de la jarra, súper mono, nunca mejor dicho.
Luego el día 13 empezaron los vastis, que son los enemas. Alberto que se quejaba porque siempre le hacían un tratamiento menos que a mí, y yo le decía que no se preocupara que se iba a hinchar a enemas, así que como él empezó un día antes que yo con los enemas, creía que le pondrían más que a mí, pero al final fueron igual para los dos, tres días de vasti normal, para luego culminar con el Kashaya Vasti, que ya os contaré. Por la mañana nos hacían un baño de aceite, que yo creo que es mi tratamiento favorito, es un masaje de aceite, pero a litros, lo único malo es que para girarte y tal, te resbalabas un montón, yo me sentía sardina en aceite total. Luego nada más comer, el vasti, que eran diferentes aceites según el día, que para ser sincera, no te hacían ir al baño especialmente, luego expulsabas el aceite y tal, yo creo que es más para hidratar y tal antes de la burrada final. Y por la tarde nos empezaron a hacer el Sirodhaara, que era una especie de leche con hierbas, y un chorrito que te iba cayendo en la frente, ellas van moviendo el chorrito de manera que parece que sea un masaje casi hecho con las manos, muy relajante, a Alberto le encantaba. Se me ha olvidado decir, que estos días además, empezamos con el yoga, a las 7 de la mañana, brutal, yo, de los 6 días de yoga, falté dos (soy la peor profesora del mundo, lo sé) porque justo me bajó la regla y tenía mucho dolor lumbar, y no me veía tirada por los suelos haciendo posturas, en fin…
El día 16, nos hicieron un masaje de aceite y luego nos pusieron el súper vasti, que era una bolsa de un litro de una coción de hierbas de un litro, a Alberto que se lo hicieron el día de antes se puso muy malo, así que yo iba asustadita, pero se me dio bien. Te hacen primero beber un vaso de leche, luego te ponen el vasti, que te da la sensación de que es imposible que entre más, e inmediatamente vas al lavabo, entonces te hacen comer arroz y verduras, súper importante que comas en ese momento y todavía vas una vez más al lavabo, y luego para el bungalow, yo no me encontraba especialmente mal, la verdad, aunque la experiencia no es muy agradable, no nos vamos a engañar. Y por la tarde, el sirodharaa (lo de la frente, ahora con aceite en vez de leche, más agradable), relax relax.
El penúltimo día, después del yoga nos hicieron un baño de aceite; después de comer, el último vasti; y por la tarde sirodhaara.
Y el último día nos hicieron un masaje Marma, que estimula las partes vitales del cuerpo, para equilibrar los doshas y es bueno para los músculos y ligamentos. Y por la tarde, un masaje de pies, reflexoterapia.
Así que la verdad es que hemos salido bastante nuevos, lo único malo mi regla los últimos días que no me permitió disfrutar igual de algunas cosas, pero bueno. Y además salimos nuevos porque tenemos muuuuchas ganas de India, de volver a movernos por ahí, que tanto parón… En realidad los cuatro días que ampliamos cuando estábamos súper motivados, no hubiese pasado nada, porque dos semanas para nosotros creo que hubiera sido suficiente, pero bueno. También es verdad que salimos nuevos, pero seguramente si hubiésemos estados 18 día en un spa, con dieta sana y diferentes tratamientos, también lo estaríamos.
También hay que decir que la zona es genial y un par de días nos hemos escapado a la playa de Kovalam, simplemente a pasear y a tomar algo por la tarde, llenita de indios que se bañan completamente vestidos, la estampa es genial.
Siento que este post sea un poco denso, pero este blog es mi diario de viaje y si no lo apunto, en un año no me acuerdo de qué hicimos en el retiro ayurvédico. Os dejo una foto de nuestra súper doctora, que era la ayudante del doctor y la que ha cuidado de nosotros todos estos días. El chico es el cocinero y camarero que cada días nos ha preparado y servido las comiditas sanas.
Y las salas de los tratamientos y algunas de las mujercillas, tooodos han cuidado súper bien de nosotros estos días, la verdad. Gracias!!!!
Ahora a por India!!!
(He usado un montón de fotos de internet porque no era plan de estar en los tratamientos pensando en las fotos, pero a mí me gusta ilustrar mis posts, ya lo sabéis.)