Después de los orangutanes, el siguiente destino era Bali. Sabíamos que iba a cambiar mucho todo porque pasábamos a uno de los sitios más turísticos del mundo. En España, Bali es el destino de muchos recién casados en su luna de miel, sin embargo, también es el Benidorm o el Benalmádena de los australianos.
Nosotros habíamos pensado hacer 3 noches en el interior y 3 en la playa. Para el interior, el lugar donde quedarse era Ubud, María encontró un hotel guay con piscinita, una especie de duplex para los cuatro en la calle principal, el Jati 3 bungalows. La verdad que allí estuvimos muy bien, lo único que no funcionaba el wifi, menos mal que Alberto como ya sabe que en Indonesia es semi imposible conseguir buena conexión, ya no tenía clases.
Desde allí veríamos el centro de la isla, alquilando coches con conductor. Así que al día siguiente al levantarnos, salimos a la calle a buscar conductor, encontramos uno muy majo por 350.000 rupias (21 euros aprox.), como aunque habíamos mirado cosas, con tantas posibilidades, no habíamos diseñado ruta, así que el hombrecillo nos llevó donde pudo y nos ayudó a elegir.
La primera parada fue Goa Gajah, conocido como la cueva del elefante, tiene una pequeña cueva con una entrada así diabólica bonita, pero dentro, poca cosa, lo chuli era todo el paseíto por los jardines-jungla de alrededor.
La segunda parada fue Gunung Kawi, un templo para el que hay que bajar muchas escaleras, aquí también, el templo es lo de menos, lo de más es el paisaje. Allí probamos por fin el Durian, una fruta que huele fatal (Alberto y yo llevábamos desde Tailandia queriéndola probar, ese fue el momento.
Después fuimos a ver una plantación de café, súper interesante, porque después de ver lo del té, todavía era más interesante comparar. El café viene de un árbol, no de un arbusto. Esta es la apariencia cuando está verde.
Luego cuando ya está maduro.
Este es un grano dentro del fruto.
Aquí además hacían el café Luwak, que es el café más caro del mundo. Consiste en café de los excrementos de un bicho raro (entre gato y zorrillo, con cara de murciélago, no sé. El animal por la noche se alimenta de granos de café, y después de pasar por su estómago… sale así.
Este es el famoso animal (aquí tienen uno en una jaula como muestra, pero en la plantación tenían cientos en libertad.
Y esta es la diferencia entre el café normal y el café luwak (es el más limpito, aunque por el proceso no lo parezca, jeje).
Al acabar la visita nos hicieron una degustación de todos los productos que tenían allí, un montón de tés, café, cacao, incluso probamos su tabaco. El sitio además era súper chuli.
Además de todo lo del café, descubrimos cosas (yo al menos no lo sabía) como la planta del cacao (verde y madura), el gengibre (que sabíamos que era una raíz, pero no así de claro), un tipo de gengibre que es una flor (que creemos que es el gengibre ese raro que te ponen los japos con el sushi).
Luego nos subieron al Gunung Batur, bueno, en frente, para que tuviésemos buena vista del volcán, pero el día se había nublado, snif snif. Allí el guía nos dijo que podíamos comer, había unos buffetes para guiris, caretes y con mala pinta, no queríamos eso. Así que nos cruzamos al otro lado y en un sitio local local y no muy limpio, nos pedimos unos arroces, que estaban muy buenos y pagamos poquísimo, el chico era majísimo… Comimos donde los chóferes, jeje.
Después nos llevó a Tirtta Empul, que en un templo con piscinas, la gente hacía cola para lavarse la cara y dar un traguito. Yo me quería bañar, pero nadie más se animó y al final lo dejé.
Al acabar allí volvimos para Ubud y nos dimos un masaje balinés, a mí me gustó bastante, es más rollo aceitito y tal, pero también te intentan crujir alguna cosilla, es mezcla entre el español y el tailandés. Lo único que salimos pringadísimos.
Al día siguiente, con el mismo conductor, que era muy majo, fuimos a Pura Kemen, allí no había nadie, de golpe apareció uno para cobrar por la entrada y darnos como un lacito para ponernos en la cintura, era bonito y tan tranquilo.
Después nos llevaron a Pengliparan, un pueblo tradicional balinés (es decir, Port Aventura total, jeje). La verdad que era muy bonito, pero claro, no muy real, aunque discutíamos sobre si allí vivía gente o no, yo creo que sí, vive gente y vive del turismo.
Después el conductor nos llevó otra vez a ver el volcán y el lago Batur, ese día se veía mucho más.
Más tarde fuimos al tempo Besakih, habíamos oído hablar de falsos guías y tal, así que cuando llegamos al pie de la escalera principal, allí estaban, ahora como lo de guías falsos debe ser muy famoso, decían ser guardianes del templo, pedían 10 dólares por acompañarnos y decían que no podíamos subir solos. Discutimos un rato con ellos, al final subimos por la escalera del lateral, pese a que decían que no se podía, nadie vino ya a buscarnos y luego arriba nos movimos tranquilamente, era la primera vez que nos intentaban timar, snif snif.
El guía entonces nos dijo de ir a comer, como ya vio que no éramos de buffets, le pedimos ir a comer unos satay, que son los pinchitos típicos de carne de Indonesia, y probamos los satay de cabra, con arroz (por supuesto) y nos pusieron una especie de sopa de callos también, los pinchitos estaban buenísimos (María se los comió aunque picaban bastante, jeje).
Al lado estaba Kerta gesa, un antiguo palacio, en Klungkung, muy famoso entre otras cosas por los dibujitos en el techo, eran varios palacetes, el más importante con lago alrededor.
Y para terminar la visita cultural fuimos a ver un espectáculo de Batubulang, la danza balinesa, una historia de amor entre reyes, con secuestro, con serpierte, monos… al principio parecía un poco representación de instituto, pero luego fue ganando bastante, yo soy fan del baile del cangrejo total, al final hasta nos hicimos unas fotos con los actores de la compañía. Y también hubo extras como el baile del caballo, y no es el gangnan style, era un hombre con un caballo muy rudimentario (mamá, mucho mejor calcetín) bailando sobre el fuego.
El último día de visita por Ubud, habíamos pensado aprovechar el conductor y que ya nos dejase en la playa, habíamos reservado un hotel en Nusa Dua. El camino que teníamos pensado hacer era bastante largo, así que ese día el coche con conductor nos costó 500.000 rupias (30 euros). Nuestro conductor de los días anteriores, ese día tenía ceremonia por los tres meses de un sobrino, así que buscamos otro, este era más seco, pero al final, nos hemos dado cuenta de que no era mala gente, aunque tenía peores formas.
Lo primero que fuimos a ver era Pura Taman Ayun, conocido como el templo madre, es enorme, tiene muchos merus, que son los tejaditos esos de paja, cada uno te acerca más a la divinidad o algo así, el máximo es once.
Después fuimos a ver Pura Ulun Danau,una de las cosas que habíamos leído es que era el templo más fotográfico, y efectivamente es verdad, está en mitad del lago y es precioso, y en las fotos queda… Es además la imagen de los billetes de 50.000 rupias, así que era muy muy familiar.
Después fuimos a ver los arrozales de Jatiluwih, que han sido propuestos para ser patrimonio de la humanidad de la UNESCO, la verdad que las vistas eran preciosas, y yo incluso me metí en uno (creí que cubría menos), pensaba que el conductor me iba a regañar, como era tan seco, pero con toda la paciencia del mundo me llevó donde uno estaba limpiando su coche y me lavé los pies bien, jeje.
Entonces este conductor que nos conocía menos nos llevó a comer a un bufet, la comida bastante bastante regulera, pero al menos las vistas eran buenas, se veían los arrozales.
Y nuestra útlima parada fue el templo de Tanah Lot, uno de los templos más famosos de Bali, que está dentro del mar. María y yo hicimos la ofrenda y todo y nos pusieron el arroz y una flor, más contentas… Lo que pasa es que había mucha gente y hacía muuuucho calor, pero bueno.
María que es muy valiente además se hizo una foto con una serpiente, enooorme.
Por último, llegamos a Nusa Dua, el hotel que habíamos cogido la noche anterior era horrible. La piscina (punto principal por el que habíamos cogido ese) estaba llena de hongos flotantes y solo tenían habitaciones con dos camas, excusa para irnos, porque era un desastre total, y cambiamos al otro que barajábamos, el Amaris, mucho mejor.
Fuimos a cenar a la playa, esperando chiringuiteo, sin embargo, encontramos una cosa surrealista, pasamos por una puerta de seguridad, en la que miraban los bajos a los coches, los maleteros… entramos en un complejo de resorts brutal, con aceras bonitas, césped recién cortado, letreros nuevos… Al final pudimos entrar a la playa pública, no sin antes pasar obligatoriamente por el medio de un centro comercial y un restaurante, comimos en unas mesitas monas en sitio pijo, era como un decorado, pero al final, era bonito y la comida balinesa muy buena, bastante picante, pero guay, probamos cosas nuevas. Un poco port aventuresco, pero bueno.
A ver qué tal la playita de Bali…