Una de las cosas que había que intentar en India era ver algún tigre. Así que miramos todos los parques naturales a ver cuál nos cuadraba y al final fue el parque de Ranthambore, ya en Rajastán, el que nos cogía menos a desmano.
Habíamos visto fotos y era el que se veía más de secano, eso no nos molaba tanto, pero bueno, parecía ser que era uno con posibilidades de ver tigres, que es súper difícil. Ahora la época se supone que es buena porque como hace tanto calor, los animales van a buscar los agujeros de agua. A ver si teníamos suerte.
Llegamos por la mañana y ya hacíamos el safari de la tarde en un jeep completamente abierto, Alberto el pobre muerto de miedo, pero bueno. Si no teníamos suerte, teníamos todavía la posibilidad de hacer algún otro safari al día siguiente.
Llegamos al parque y lo primero que vimos fue un mini cocodrilo, porque había otro coche parado, yo si no no lo hubiera visto nunca, jeje.
Pero esto es más parecido a un cocodrilo que lo que vimos en Borneo, jeje.
Nosotros íbamos en un jeep con cuatro personas más, en el banco de delante, jeje, Alberto consiguió hacer un movimiento discreto para ir en medio, jeje.
Estuvimos como tres horas de paseíto viendo muchos animales, las lagunas la verdad que eran divertidas porque había mucha concretación, pero nada de tigres, y luego bichos varios a sus anchas.
Al no ver el tigre la moral iba cayendo y ya nos volvíamos, entonces encontramos otro jeep que venía en dirección contraria y les preguntamos si habían visto tigres, nos dijeron que era el tercer safari y que nada. Un bajón.
Así que el coche ya por carretera normal volviendo para casa, a una velocidad superior a cuando estás concentrado buscando bichos, y de repente veo a un metro escaso de mí, un tigre, es como si los dos nos hubiésemos descubierto a la vez, yo solo pude decir «oh my god», paralizada. Me acuerdo de esa lectura con la que empieza el libro que utilizamos de tercero de la ESO que es un fragmento de «La ciudad de las bestias» de Isabel Allende, en la que el protagonista siente una conexión brutal mirando a los ojos a un jaguar, pues yo sentí que el mundo se paraba, pero un poco por el miedo, yo creo, pensé que saltaría, nos comería y ya está. Sin embargo el coche pudo retroceder un poco y vimos al gato tranquilo desde un pelo más lejos y al cabo de un rato, siguió su camino y se fue. Qué emoción!!!
Al día siguiente decidimos hacer otro safari, en el pueblo tampoco hay mucho más que hacer y no estábamos cansados de ver tigres, a ver si había suerte y veíamos otro más. En el camino al parque vimos a millones de locales caminando que iban a un templo que hay dentro a hacer sus ofrendas y sus cosas. Por eso cada año tienen accidentes y mueren varias personas del pueblo, porque ellos están tan acostumbrados a que haya tigres y tampoco pase nada.
En la puerta paramos a hacer papeles y tal, y yo veía que todos los animales corrían, ¿habría un tigre? Nosotros en nuestra cabeza teníamos un monete y es que el parque está lleno.
Casi me daba más miedo que me saltase este a la cabeza que el tigre, jeje.
Y sí, a pocos metros de la puerta encontramos este tigre sentado en la carretera. Estuvo muuuucho rato y claro todos allí como locos haciendo fotos, y luego se levantó y se fue, pero por la misma carretera, así que nuestro coche fue detrás y fuimos a ritmo de tigre bastante rato.
Mientras todos mirábamos embelesados al tigre, un pavo real, ajeno a lo que estaba pasando, intentaba llamar nuestra atención con su cola y su bailecito, tremendo, y no había ninguna pava cerca.
Y seguimos con el tigre, jeje.
Os dejo un vídeo, que le he cogido el gustillo a lo de los vídeos, mientras «perseguíamos» al tigre.
http://youtu.be/SRDvsSaLc-4
Y seguimos disfrutando de nuestro safari, ya no vimos más tigres y en la zona 1, que era la de ese día no había mucha agua, pero vimos muchos más animalitos por ahí.